¿Vamos Hacia La Excelencia?

Excelencia
¿Vamos Hacia La Excelencia?

Se ha dicho, “La excelencia es hacer lo mejor que pueda con lo que tiene”. Al leer esta frase ó escucharla suena bien. Estoy 100% de acuerdo con la necesidad de hacer con excelencia nuestro trabajo, ministerio y en nuestra vida personal. Lo que supera la excelencia, como la entendemos: la intimidad con Dios. La generación actual de creyentes es muy dada a tener todas las cosas en orden para poder tener un estándar de vida como el del mundo. Este no es el error, si su origen, reflexionemos primeramente sobre la fachada llamada, “La Excelencia”, sin atacar la raíz de la falta que hay en el ser de una persona: su vació espiritual para con Cristo.

Le pregunto, ¿Cuál es la cantidad de dinero que invierte en un regalo para los pobres? ¿Cuál es el porcentaje de su tiempo o dinero que invierte para discipular a un grupo pequeño de gente para que sean más como Cristo Jesús? ¿La iglesia a la que asiste es conocida por sus excelentes instalaciones y porque todo está en orden, los salones son perfectos, baños sin manchas y pisos brillantes? No critico esto para nada, estoy preguntando si esto es la prioridad principal y si este enfoque está por encima de la prioridad de intimidad con Dios. ¿Usted esta más enfocado en su condición exterior que en su condición interior para Dios?

“Aun ahora–declara el SEÑOR– volved a mí de todo corazón, con ayuno, llanto y lamento. Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora al SEÑOR vuestro Dios, porque El es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal”. Joel 2:12-13

Dios está buscando en nosotros que el motivo de nuestro corazón sea encontrarle a Él mientras que vivamos en este planeta. Hay muchas actividades, afanes que pueden captar nuestra atención mientras vivimos aquí en la tierra, pero hay pocas cosas que ganan nuestro corazón. Si escuchas a muchos creyentes, te darás cuenta que al hablar sus corazones están demasiado lejos de Dios. Mientras ponen en sus vidas la fachada de: “todo está en orden,” aparentando ante los demás que sus vidas están bien, están creyendo que están haciendo algo bueno.

Creen que no hay conflicto en su relación con Dios mientras que siguen las reglas y están sirviendo en sus iglesias. Lo terrible es, conocer sus estilos de vida y la verdadera condición de su corazón. Espiritualmente están completamente o en gran parte vacíos de la revelación de quien es Cristo. “Dice pues el Señor: Porque este pueblo se me acerca con su boca, y con sus labios me honra, mas su corazón alejó de mí, y su temor para conmigo fue enseñado por mandamiento de hombres…” Isaías 29:13

Intimidad requiere un precio alto para despojarse del estándar del mundo. Requiere un precio de abandono a las filosofías de este mundo natural para poder ubicarse en las realidades espirituales que hay en El. Intimidad con Dios no requiere un edificio impecable, sino un corazón engrandeciendo hacia la realidad de Su hermosura y el conocimiento de Sus realidades espirituales. La Intimidad con Dios no llega porque los músicos tocan perfecto, sin ninguna equivocación. No habrá intimidad con Dios porque todas las paredes están sin mancha y los boletines no tienen errores. Es curioso saber que nos gusta calificar la excelencia de un ministerio por lo que nos muestra externamente y ni preguntamos cómo es la realidad espiritual del mismo.

Algunos van a criticarme porque piensan me refiero a que no debemos cuidar lo que tenemos y que podemos ser descuidados con lo que Dios nos ha dado para disfrutar, no me refiero a esto. Viajando constantemente y visitando muchos ministerios, la fachada de un edificio no es lo que trato de observar primero. Trato de ver espiritualmente y ser sensible a la voz del Espíritu Santo para ubicarme en como exactamente es el liderazgo de tal ministerio y como es la gente y la atmósfera espiritual.

Por ejemplo, fui a un ministerio en México que estaba muy retirado de un poblado cercano y ahí encontré a gente que adoraba a Dios con la peor música que he escuchado en toda mi vida. Estaban sentados sobre piedras y el piso de tierra o en el rincón de un lugarcito, con solo una lonita azul para cubrirse del fuerte sol. No había salones para niños, el baño era un hoyo en la tierra atrás de un árbol ancho. Mientras que estuvimos adorando a Dios recuerdo sentí que el Espíritu Santo me dijo; “Ellos aman a Dios de todo corazón”. No tenían nada, pero si quisieron la presencia de Dios.

En otra ocasión fui a un ministerio en Argentina que tenía la fachada completamente en orden. Los músicos tocaban con excelencia, los cantantes perfectos, las instalaciones impecables y por lo que el ojo vio, todo iba bien. Al entrar el edificio sentí que el Espíritu Santo me rebelo que; “Había un fuerte espíritu de adulterio en ese lugar”. Sé que le estoy dando solamente dos ejemplos y hay ministerios con muchas cosas y que aman a Dios con todo su corazón. No mal interprete lo que estoy comunicándole. ¿Vamos hacia la excelencia o hacia la intimidad? ¿Es la meta de todo, la fachada o la intimidad?

Es más frecuente encontrar personas que no tienen mucho y tienen sus corazones más dispuestos a ir en plena obediencia a Dios, aun en las cosas más radicales; mientras que hay personas que teniendo muchas cosas no obedecen a Dios por completo por la confusión de las muchas propiedades que tienen. Mi sugerencia para cada creyente es que vaya a un lugar en donde no hay nada. Donde los creyentes en tal lugar solamente pueden ofrecerle lo que hay y en el pueblo no tienen absolutamente nada más que ofrecerle, más que amor y un poco de comida. Estará completamente sorprendido de lo mucho que tienen realmente y cuanto como Cristo son.

“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos…” 1 Timoteo 6:17

El mensaje del evangelio no es un mensaje para hacerle vivir más cómodo, como muchos creen, sino un mensaje de arrepentimiento, limpieza profunda y una sacudida del alma. Para que cada creyente en Cristo este íntimamente conectado con Su corazón y viviendo conforme a Su prioridad. “Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante á éste: Amarás á tu prójimo como a ti mismo”. Mateo 22:37-39 La prioridad de Cristo tiene todo que ver con amar a Dios y a su prójimo. ¿Esta es tu prioridad? Tu excelencia no es tener todo en orden, sino amando a Dios y a los demás mientras que tu vida no está tomando forma como los que no conocen a Dios.

La excelencia para el creyente es la excelencia de hallar a Dios. Edificios, terrenos, grandes, grupos de gente congregándose en un solo edificio, al igual como instalaciones impresionantes y gente teniendo bonitas casas y carros nuevos, todo esto es necesario, pero no es la meta mi amigo. Cristo es la meta y Él es nuestra recompensa. Él es el galardón de nuestras vidas. Vivimos, movemos y tenemos nuestras vidas en Él. Encontrando a Cristo debe consumir a nuestros corazones. Nuestro brillar, como creyentes, debe ser porque estamos encontrando a Cristo regularmente en nuestras vidas secretas. ¿Vamos hacia la excelencia o hacia la intimidad?

“Aunque se asiente campo contra mí, No temerá mi corazón: Aunque contra mí se levante guerra, Yo en esto confío. Una cosa he demandado weight lifting á Jehová, ésta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su pabellón; me pondrá en alto sobre una roca”. Salmos 27:2-5

 

Integridad e Intimidad,

Dr. Andrew y Tiffany Bucksot

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